martes, 14 de julio de 2009

RESEÑA DEL TEXTO “EL PORVENIR DEL PASADO” DE NESTOR GARCIA CANCLINI. DEL LIBRO CULTURAS HÍBRIDAS.

UNA BREVE RESEÑA DE UN TEXTO CLAVE PARA ENTENDER LA CUESTIÓN DE LOS MUSEOS. A PROPÓSITO DEL DEBATE DE LA LEY DE CULTURA Y EL SISTEMA DE MUSEOS


RESEÑA DEL TEXTO “EL PORVENIR DEL PASADO” DE NESTOR GARCIA CANCLINI. DEL LIBRO CULTURAS HÍBRIDAS.





El autor parte señalando que la intención que le anima a realizar el texto se centra en develar “cómo interviene el sentido histórico en la constitución de agentes centrales para la constitución de identidades modernas, como son las escuelas y los museos, y cual es el papel de los ritos y las conmemoraciones en la renovación de la hegemonía política”. Para ello es imprescindible la indagación sobre la función del patrimonio histórico dentro de la estructura colectiva. Pues bien, El autor parte señalando que existen ciertos bienes, reales o simbólicos que aparecen encarnando, gracias a su perennidad digámoslo así, natural o constituida, el consenso general. A nadie se le ocurre preguntar por su proceso histórico, su memoria o su real sentido. Lo que importa es que estos bienes se presentan como manifestación de aquella “metafísica ahistórica, del ser nacional”, esos mitos constitutivos del Estado anclado en una razón de ser colectiva propuesta y promocionada desde el poder.
Por ello el autor comienza a hablar del estado de teatralización de la cultura como una forma de resolver las relaciones entre la “difícil” modernidad de nuestras sociedades y la evidente presencia del pasado. El uso del pasado como reiterador la modernidad (de una modernidad y su status quo valdría la pena recalcar) hace que se considere el pasado como una suerte de espectáculo enajenante. Se exhibe la propia historia como si fuera algo ajeno, extraño, descontextualizado y sin influencia alguna sobre la sociedad actual. Pero no solo eso, García Canclini habla de que hay una teatralización del patrimonio, en el sentido de que de trata de un esfuerzo por simular que existe un origen, una sustancia fundante en relación con la que se debe actuar, “la esencia nacional”. De ahí que “su principal actuación dramática sea la conmemoración masiva; fiestas cívicas y religiosas, aniversarios patrióticos y en las sociedades dictatoriales, sobre todo, restauraciones”




El pueblo se transforma en público, sutil reconfección de los “extras” de un sistema político gobernado per se por una minoría bajo el discurso de la igualdad, la fraternidad, y la libertad. El presidente del Estado, el principal “servidor público” se transforma en el héroe de un público-pueblo desvastado, que encuentra en sus risas y sus sarcasmos, en su lucidez, su violencia o su omnipotencia, las razones para anhelar el poder y rendirle tributo. Y en este contexto no es casual que se utilicen todos los recursos para aumentar la fuerza del discurso triunfalista de una nación que, por fin, llega a ser la dueña de un destino perdido, con la conmemoración de un pasado legítimante y políticamente correcto. Aquí sin embargo cabe preguntar algo: ¿existe alguna diferencia entre la reconstrucción nacionalista del pasado desde gobiernos de derecha o de izquierda? No, ninguna. Las derechas y las izquierdas pensadas desde el estado-nación no hacen más que servir a un mismo proyecto civilizador a través de canales aparentemente distintos, y ello porque existe la necesidad de omitir la memoria, de omitir la inestabilidad social de sociedades traspasadas por flagelantes contradicciones, de negar otras formas de construir la sociedad.

En un segundo momento, García Canclini habla sobre el caso especial de los museos como las “sedes ceremoniales del patrimonio, el lugar donde se guarda y celebra, donde se reproduce el régimen semiótico de los grupos hegemónicos” a pesar de que “los museos como medios masivos de comunicación, pueden desempeñar un papel significativo en la democratización de la cultura y en el cambio del concepto de cultura”. No obstante, tal como se dan las cosas existen al menos dos procesos para registrar lo patrimonial; 1 La espiritualización de la estética del patrimonio y 2, la ritualización histórica y antropológica, en los que por un lado los objetos antiguos son separados de las relaciones sociales para las que fueron producidos y por otro, el esteticismo de los museos creo un tipo de ritual donde el museo (Estado) celebra la supremacía de la mirad culta mediante la monumentalización del patrimonio, la exaltación de lo arcaico, y en definitiva, la construcción del espectáculo y su efecto distanciador. El museo legitima los modelos de la identidad al tiempo que disimula el proyecto de dominación al que pertenece, al proyecto de cierta jerarquización de la memoria y del “capital cultural”. El patrimonio cultural, -dice-, funciona como “un recurso para reproducir las diferencias entre los grupos sociales y la hegemonía de quienes logran un acceso preferente a la producción y distribución de bienes” que en la acción de determinar cuales son los bienes que pueden ser o merecen ser conservados, evidencian su poder económico e ideológico.






En un tercer momento la reflexión de García Canclini nos invita a pensar las fugas o reconfiguraciones que el propio desarrollo de los medios de comunicación proponen en la apropiación de la cultura y las crisis de sus emblemas de registro, como el mito de lo original. Según el autor “el núcleo del problema es que cambió la inserción de la cultura en las relaciones sociales”. Ya no existe una apropiación de la tradición mediante los procesos rituales, sino a través de mensajes inestables, en escenarios diversos, que indica que el patrimonio o su noción se va renovando permanentemente. Este punto final, seria para el autor podría generar pistas para la política cultural y de investigación que tendrían que hacer hincapié en los procesos sociales de los que devienen objetos, antes que a los objetos en sí mismos, es decir las construcción y reconstrucción de los significados, la consideración de sus usos sociales. Solo en la medida, afirma García Canclini, en que el estudio y la promoción del patrimonio asuman los conflictos que lo acompañan, pueden ser beneficiosos para afianzar la nación, no como algo abstracto sino como lo que une y cohesiona –en un proyecto histórico solidario-, a los grupos sociales preocupados por la forma en que habitan su espacio.

viernes, 26 de junio de 2009

FRASE CELEBRE

SANCHO; SI LOS PERROS LADRAN ES POR QUE CAMINAMOS...

EL ABURRIMIENTO DE DIOS Y 44 LECCIONES CÍNICAS PARA MORIR FELIZ

FILOSOFÍA

EL ABURRIMIENTO DE DIOS

Una cosa que se explica deja de interesarnos
Friedrich Nietzsche


Preámbulo


¿Hay algo peor que escribir sin saber a quien se escribe? Efectivamente, no existe nada peor que no saber qué es lo que se quiere decir. Sin embargo, nada puede ser dicho fuera de los oídos del que escucha, como si este último fuera el verdadero punto de llegada de todo lo que pretende sentido. El otro que escucha y que en este caso lee lo escrito, es el que realmente pronuncia y escribe los significados, por eso es triste encontrarse con interlocutores mediocres que no potencian el sentido de un pensamiento sanguíneo, vital.

Y todos somos interlocutores, eslabones del tiempo cuya continuidad y mejoramiento, lo sabemos, ha sido interrumpido por la estupidez de una razón totalizante, pero fundamentalmente, por la falta de valor que produjo. Valor, insistimos, como valerosidad y como valía. Como afirmación.

Epicuro decía que una filosofía que no alivia, que no satisface, que no es útil, es como la medicina que no cura, que no ayuda y que sencillamente es absurda. Pero la cura que brinda la filosofía presupone la necesidad de elucidar la vida, y desde luego, el abandono de los menjurjes idealistas que eximen de la propia experiencia incluso la de la muerte.

Estos textos nacidos por inspiración y contraste con las ideas de Nietzsche, tan solo procuran la rehabilitación del pensamiento como vía de recuperación del destino de un ser humano completo.



I

No es adecuado hacer una lectura sistemática de un autor asistémico, o mejor dicho, caótico. Pero el caos de Nietzsche no es un abigarrado teórico exento de verdad, al contrario, tanto la fluctuación como el vaivén de los temas que propone, tienen en común tan sólo que pueden ser leídos como una entre tanta experiencia vital, como una concepción de verdad en el universo informe, como un interés aparecido en la paradoja de la temporalidad y la multiplicidad, como una voluntad autoconsciente de su posibilidad en la inexpugnable nulidad, el aparecimiento de la fuerza en-carnada y la idea del interés como verdad de la verdad.


II

La destrucción de la verdad pasa por el ennoblecimiento de la pequeñez. La interpretación exige el dominio de sí mismo, pues la decodificación no es otra cosa que re-invención de la proyección eterna. El aforismo es una de las formas de la eternidad porque dice lo que ningún libro dice, al hacer que aquel que descifra no lea solamente hacia atrás, sino hacia delante, hacia el porvenir, igual que una estrella que arroja luz y guía sobre el navegante.


III

La hermenéutica sobre la verdad descubre que aquella tiene como trasfondo el poder. Pero el cristianismo es una institución de poder muy particular, es el poder de los débiles, de aquellos que de buena gana han claudicado a sí mismos y a su propia visión de las cosas, y desde luego, a la única oportunidad de realizar su existencia. Por eso Nietzsche afirma que no existe la comprensión ni de la verdad ni de su antítesis, pues aquello o es alabado o es censurado en la medida de la propia escala de valores que constituyen la escala de las verdades. Pero ¿cuáles son en último término las verdades del hombre? Sus errores "irrefutables".



IV

Hay que dormir mucho, en sentido real y figurado, para volver a tener un mañana, para librarnos del hastío y la fatiga. Es un alarde en la sabiduría de la vida saber intercalar a tiempo el sueño bajo todas sus formas, nos dijo Nietzsche. No se trata, sin embargo, de una invitación a la utopía, es más bien una apelación estética a la violación de las certidumbres coercitivas, la liberación de aquello que escapa a la luz de la razón, la sombra del caminante, sus sueños, su única y auténtica propiedad.
V

No es con una búsqueda metódica y preceptiva que se alcanza el porvenir. Al contrario, frecuentemente el aburrimiento es un atributo de la organización, del orden y sobre todo de la regularidad. La costumbre es sinónimo de aburrimiento e infelicidad. Vivir es sentir la sublime contingencia de la vida, es inventar la vida en la vuelta a la alegría y muy probablemente en el reencuentro del sentido primigenio de la bondad, aún cuando en este volver, se termine claudicando a la inteligencia. Nietzsche categóricamente afirma que hay que tomar las cosas con más alegría de las que merecen, sobre todo porque las hemos tomado en serio más largo tiempo del que merecían.


VI

La recuperación de la voluntad es la superación del hombre como superación de la ausencia de alegría. Para ello es necesario que aparezca el sentimiento de poderío, porque este sentimiento asegura la certeza de sí mismo y su consecuente disfrute. Nietzsche afirma que sólo se manda al que no sabe obedecerse a sí mismo.


VII

El arte es potencialidad porque es trabajo placentero y minuciosa visión de la vida siempre virginal. El arte es el gran estimulante porque tiene el poder de transmutar el hastío y el absurdo de la existencia en imágenes que ayudan a soportar la vida y más aún, porque ejerce la transvaloración en el centro de los valores de la decadencia, ejerciendo una “función perjudicial” sin producir perjuicio.


VIII

Según Nietzsche la señal de la libertad realizada se manifiesta cuando uno ya no siente vergüenza de sí mismo, cuando se supera la imagen sublimada de nuestra in-significancia, más que como poquedad y miseria, como aquella incapacidad de producir valores desde nuestra efímera significación.


IX

La mentira es una condición vital de la existencia, la provocación, una condición de la libertad, o sea, aquel afecto a la superioridad. ¿El hombre será solamente un error de Dios? o ¿ Dios será solamente un error del hombre? En cualquier caso se da el nacimiento del cínico, aquel perro que además de morder, puede también reír. Nietzsche se sorprende al constatar que en otro tiempo se preguntaba: ¿qué es lo que hace reír?, como si hubiese, fuera de nosotros mismos, cosas que tuvieran la propiedad de hacer reír.




X

El hábito de la ironía, como el del sarcasmo, es el arte de dañar, sobre todo cuando la ironía va dirigida contra Dios, porque en Dios obtiene el hombre la imagen de sus anhelos, su ideal. La fe cristiana, dijo Nietzsche, es mutilación de sí mismo, probablemente generalizada para salvar la buena reputación o el poder, pero esto es, al fin y al cabo, instinto de decadencia y podredumbre. Los teólogos, hay que reconocerlo, fueron los que abogaron en favor de tal insuficiencia, convirtiendo en hermoso lo horrible y repugnante. Por ello habría que rebautizar el mal como el mejor de nuestros bienes sin perder la mueca irónica.


XI

Por las virtudes será castigado el hombre heroico. Pero antes que nada habrá de superar el remordimiento que la meditación generosa sobre el saber dar, ocasiona. Dar bien es más arduo que tomar bien en el libre curso de la vida.

XII

La libertad es la búsqueda, por excelencia, del que es esclavo. Buscar nuevas formas de valorar, así se denomina la máxima aspiración del hombre superado.



XIII

Una vez que el desprendimiento de la historia ha sido iniciado, el héroe se transforma en poeta que cuenta el final de la historia decadente, subsumida en su muerte por acción de sus propios principios. El nihilismo es una impotencia mortal, extensión del real cansancio mientras el canto es la nueva instauración de lo sagrado en el corazón del devenir. El poeta recuerda que el enigma de la tentación del progreso se resuelve en la metáfora del aburrimiento de Dios


XIV

Ser sensato y hábil en la escritura es dejar formular al lector la última palabra de la sabiduría, dijo Nietzsche, quizá como el axioma de una sabiduría que no aspira la verdad sino la voluntad, porque aquel que aprende se muestra más agradecido, no con aquel que enseña la verdad, sino con aquel que le permitió descubrir por sí mismo que es capaz de crear una verdad.



XV

El habla es la forma más pura de intercambio pero no existe habla en los linderos de la soledad. Quien habla solo no habla, a lo sumo gruñe, por eso es precondición de la escritura la invención del hombre, es decir, de aquel a quien se dirige la palabra, de aquel “ideal” que es necesario para que exista el acto de la comunicación en la escritura. Sin considerar el hecho de que la existencia del habla, mediante esta técnica, pueda tener eco incluso mucho después de nuestra muerte, la fantasía del habla en la escritura le concede sobre todo la cordura, en este proceso que por causas ontológicas, nunca deja de tener algo de absurdo.


XVI

Nietzsche afirmó que al débil no le está permitido conocer: los decadentes precisan la mentira; ésta es una de sus condiciones para conservarse. Porque en primer lugar conocer significa dominar y para dominar se requiere dominar-se. En segundo lugar, la realidad es fatalmente paradójica, lo que implica que no solamente con la razón se puede penetrar en su sentido, sino que es necesario quebrar el sentido mismo en la fantasía. Pero aquí la fantasía (privilegio de los fuertes) es distinta de la mentira que pretende la regularidad de lo real en el establecimiento del mundo. Por lo demás, el mundo existe, así como existe la mentira, lo cual no significa que ésta tenga el derecho a no ser cuestionada por la supuesta irrefutabilidad de su presencia.


XVII

La humanidad ha situado la raíz del mal en la más íntima necesidad de auto-desarrollo, en el egoísmo riguroso. Pero esto ocurre porque no existe una adecuada comprensión del ser humano, sino una disminución de su visión, un empequeñecimiento de los logros y un desprecio por aquel que surge fuera de la regla, una envidia sobre el que logra la libertad en la estructura opresiva y decadente, donde los dominadores simulan el beneficio de los seres libres, sin llegar a comprender que la verdadera libertad los haría cómplices de la liberación antes que desertores de la sangre.


XVIII

Nietzsche decía que la filosofía quiere dar el mayor significado a la vida. ¿Es esto una queja o una nueva forma de nostalgia idealista? La filosofía es un refugio para los que nada saben acerca de la vida, pero puede ser la cuerda tensa que dispara la flecha de un corazón ávido por vivir. De cualquier manera la filosofía nunca escoge sus discípulos, sino que estos escogen su filosofía.


XIX

Tener lenguaje no equivale a tener el conocimiento del mundo, sólo equivale a tener la posibilidad de mediatizar la ignorancia.






XX

Hasta el más valiente de nosotros pocas veces tiene el valor para enfrentarse con lo que realmente sabe, afirmó el filósofo. Esto quiere decir, al menos, dos cosas; que el saber es el límite de nuestro valor y que la esencia del saber es la conciencia de nuestros límites. Por ello hay que señalar que si el conocimiento avanza no lo hace precisamente por una voluntad de saber.



XXI

¿Es posible llegar a una situación superior, donde se sobrepase las contradicciones de la sociedad capitalista? No se puede llegar a pensar en el cambio de manera lineal. El progreso hacia un mundo sin contradicciones (por lo menos económicas) tiene como condición la ruptura de la idea de progreso. Ahora bien, el conjunto de prioridades y expectativas de una sociedad constituyen, a grandes rasgos, parte importante de la cultura. Está claro que un cambio de las prioridades como de las expectativas implica un cambio cultural profundo. Según Nietzsche, la esclavitud pertenece a la esencia de la cultura occidental. Si se piensa por un momento en la cuna de la civilización occidental, considerando además sus condiciones de mantenimiento económico, se podrá ver que la esclavitud fue el puntal que sostuvo el “florecimiento” griego. La ecuación que sugiere el aumento de la cultura, según Nietzsche seria la siguiente: “la miseria del hombre que vive en condiciones difíciles debe ser aumentada, para que un pequeño número de hombres olímpicos pueda acometer la creación de un mundo artístico… debemos comparar la cultura con el guerrero victorioso y ávido de sangre que unce a su carro triunfal, como esclavos, a los vencidos, a quienes un poder bienhechor ha cegado hasta el punto de que, casi despedazados por las ruedas del carro, exclaman aún: ¡dignidad del trabajo! ¡Dignidad del hombre!”. Es necesario entonces crear una contracultura, pero hacerlo sin advertir las ocultas relaciones que existen en nuestra cultura, es dejar intacta la esencia de aquello que se critica. Hay que decirlo enfáticamente, crear contracultura es subvertir los valores profundos de la cultura occidental ¿bajo que costos?, se preguntará. Evidentemente no lo sabemos, pero confiamos en los beneficios reales, es decir vitales de un ser humano que existe fuera de cánones enajenantes, de modelos y generalizaciones arbitrarias, un ser humano que realizará su destino como creador y no como creyente.


XXII

En el orden simbólico que se ha construido hasta ahora, “el camino hacia el progreso” se propone como una paradoja aniquiladora. Somos a costa de ya no ser más, a costa de nuestra identidad y de nuestra historia, decayendo en una estructura crónica de neurosis colectiva, de desnaturalización en función de una idea que nos asigna algún sentido. Pero que algunos individuos tomen conciencia del peligro que representa la impunidad de las acciones del hombre sobre el mundo, bajo la protección del paradigma del progreso, no quiere decir que se vayan a modificar efectivamente, ni las prácticas ni sus resultados, no obstante, esa es la esperanza, hacia un nuevo centro articulador de la vida. La comprensión de la profunda interdependencia bio-lógica de los seres de la ecósfera, la comprensión de que la mayor libertad implica mayor sensibilidad, el impulso hacia modelos equilibrados, exige un cambio de mentalidad que desemboque en otro proyecto civilizatorio.


XXIII


El futuro es incierto y lo incierto perturba. El futuro nos plantea problemas porque no está en nuestra manos su control absoluto, a lo sumo podemos hacer pequeñas proyecciones e insulsas predicciones. Lo único cierto del futuro no es siquiera la muerte, la muerte es fin exacto, es acabamiento, sin embargo el futuro no sólo es acabamiento. El sentido del futuro también descansa en aquello “que puede ser” y en tal medida el futuro es oportunidad, aunque es, al mismo tiempo, vida caótica e indefinible. En la modernidad, no obstante, se suscita un fenómeno que cambia la noción y la visión del futuro. El futuro aquí se entiende como una línea que se extiende por encima de nuestras cabezas; la cultura moderna busca la superación de la superación y el adelanto causal del presente en analogías muy cercanas a la metáfora de la máquina.



XXIV


No se necesita demostrar lo que uno siente a menos que exista la sospecha, la duda en la voluntad, en que el otro coincida con la proyección del propio ego. No se necesita demostrar lo que uno piensa a menos que se desconfíe de la argumentación lógica, de que no exista verosimilitud en los resultados, de que se afecte las propias creencias. La necesidad de demostración se da sobre el temor del error, pero la necesidad de principios se da sobre el error propiamente dicho, aun cuando no pueda haber principios inmutables sobre el devenir perpetuo. Sin embargo, cualquier cosa parece buena ante la insoportable presencia de la incertidumbre, que no necesita ser demostrada. Efectivamente, como dijo el filósofo, poco valor debe tener lo que necesita ser demostrado.



XXV


La inspiración implica el acto de respirar, que analizado con detenimiento, es el acto fundamental de la vida, su acto originario. Asi mismo, inspirar significa infundir, provocar y más precisamente engendrar. Se está inspirado cuando se es capaz de crear.






XXVI

Es sorprendente que, a pesar de la era global donde la ciencia y la tecnología parecen tener la última palabra para interpretar el mundo, la magia, “ese oscuro y seductor universo”, aún perviva y sea incluso determinante en las decisiones y los actos de los seres humanos.


XXVII

De bufones y demonios.- El primer requisito para tener la lucidez de un bufón es aprender a reír. La risa fácil es el arma más poderosa que se posee. El aparecer del bufón es un aparecimiento ingenuo, pero de ninguna forma ignorante, pues lo hace con conocimiento de causa, porque se le olvidaron las causas de aparecer como todos aparecen. Pero al mismo tiempo, el bufón es un demonio en el sentido que es un maestro en el arte del pecado. El bufón ocupa el espacio de lo profano. Si bien puede representar el reverso del conjunto ordenado de valores, no por eso es la antítesis absoluta de esos valores, pues él mismo encarna la vigencia de los valores, en su concepción pura, de ahí que el bufón tenga un status de reformador o corrector de los valores aberrados en el tiempo colectivo. No obstante, el bufón no es un reformador ideal en el sentido de que no es un reconstructor benevolente del deber ser, sino que aparece como la encarnación de la aberración del deber ser, en cuanto que encarna lo que es, y por lo tanto, la crítica mordaz que ejerce sobre las formas normales de lo que es (sobre sí mismo), es una consecuencia de la incoherencia de las formas puras absolutas y el devenir de la realidad que es construcción-destrucción, cambio permanente.


XXVIII

El sentido último de los actos no debiera estar guiado por axiomas morales o principios inmutables, por el devenir histórico y menos aún por la razón, y ni siquiera el placer sería un norte que sustente los actos, como actos diferentes que rompan con la vaciedad y la irresponsabilidad de la no asunción de la vida. Sólo el sentimiento estético puede ahuyentar la vulgaridad.


XXIX

Que en el mundo todo sea lucha y competencia por la insignificancia, no debe desanimarnos, más bien, en ello nos corresponde ver nuestra naturaleza decadente y obtener la fuerza para no asumir las derrotas generales que demuestran que la humanidad, éticamente, no ha avanzado ni un milímetro desde que conoce su historia y al contrario, si han existido actos de bondad y valor supremos, en nada los debemos a la superación humana en el campo de la ética, sino a simples brotes de rebeldía frente a la estupidez.


XXX

Las delicias del lado oscuro.- ¿Por qué lo que está prohibido nos seduce? ¿Qué es aquello que nos atrae de los seres noctámbulos que encuentran en el corazón de la noche el espacio perfecto para gozar de la lujuria y los excesos? ¿Qué hay detrás de los límites? ¿Qué hay que tanto fascina en los antros, esos lugares ocultos tan propicios para el encuentro sin las máscaras de la formalidad y la sensatez? ¿Es que existe un motor de búsqueda más grande que el misterio? Como Heráclito decía, la verdad gusta de ocultarse, pero así también gusta de entregarse a los temerarios que se lanzan en el mar de la experiencia, ¡muchas veces sin saber nadar! tan sólo por saborearla, por sentir al menos un breve destello de su fatal presencia. La verdad es, como decía Nietzsche, una mujer que no puede amar más que a un guerrero, la verdad ama a aquellos que se dan la oportunidad de vivir, aunque eso cueste la vida.


XXXI

Aunque Nietzsche dijo que nadie es responsable de sus actos ni de su ser, y que juzgar equivale a ser injusto, valiendo esto también para el individuo que se juzga a sí mismo, la libertad (la ruptura) implica que el hecho del juicio contra uno es un producto de la sensibilidad propia, o sea, de aquello que en la plena e íntima corporeidad se tiene como doloroso o placentero, cosa que por cierto, es única a pesar de las grandes líneas de la moral y la cultura.


XXXII

Es verdad que la brevedad de la vida humana conduce a muchas afirmaciones erróneas sobre las cualidades del hombre, pero no así sobre sus necesidades.


XXXIII

Nietzsche afirma que la bondad y el amor son las hierbas y las fuerzas más sanas de la humanidad y que por ello, deberían ser aplicadas de la forma más económica posible, pero de hecho aquellas entrañan la generosidad y la fecundidad.


XXXIV

¿Son los sentimientos, involuntarios? Más bien parece que lo involuntario es carecer de la fuerza para sustentar los sentimientos.


XXXV

Según Nietzsche, la mayoría de hombres están muy preocupados en ellos mismos para ser malos, pero lo mismo podríamos decir de su incapacidad para ser buenos.



XXXVI

No solamente se lucha por el placer, uno claudica y se deja vencer por el placer.




XXXVII

No se venera a los locos por la fuerza que imprimen a sus ideas, ni por la inspiración de sus invenciones, sino por el simple desafío a las convenciones.


XXXVIII

Nietzsche observó que el mejor autor es aquel al que le avergüenza convertirse en un hombre de letras, y habría que añadir, un hombre en las letras.


XXXIX

No deja de ser interesante que luego de un siglo nos acerquemos -temerosos y profundamente consternados- a comprender lo que implica "la muerte de dios" y mejor aún, su asesinato. Pero, para ello, habría que recordar lo que Nietzsche dijo con respecto a las altas virtudes, surgidas de la voluntad de poder, algo así como a pesar de que la moralidad y la idea de dios son las fantasías de la dominación, son, sin embargo, los únicos mecanismos que el hombre ha desarrollado para experimentar "la nobleza". Parece que es mejor cambiar de prioridades antes de negar la "prioridad".


XL


Para Nietzsche sólo tienen valor los pensamientos que nos vienen mientras andamos. Pero no se debe transitar tan sólo por las grandes avenidas, ni por los senderos inhóspitos, sino fundamentalmente por el devenir. Se debe transitar por lo transitorio, hacer pensamiento desde la misma rigurosidad de la existencia, desde su fatal movimiento; un nacimiento, una muerte, un aparecer en el reino de las apariencia, un deshacerse, un camino entre tantos.


XLI


Desconfío de todos los sistemáticos y me alejo de ellos. El ansia de sistema constituye una falta de honradez –dijo Nietzsche. El sistema es una forma muy particular de entender la organización del poder, cuerpos integrados, apéndices totalmente dependientes de un centro, organismos sometidos a una lectura que les excede y que les concede sentido, razón que no soporta el devenir, la inseguridad, ni su propia finitud. Y la honestidad, por oposición, no es la verdad, es la limpieza, en una conciencia proclive a la comprensión del mundo y la placidez como momentos, fundamentales momentos.





XLII


Con frecuencia nos apropiamos de aquel pensamiento que nos provoca, que nos proyecta, que nos asigna una ruta en la incertidumbre de la existencia, mas no hacemos nuestro ni el camino, ni el horizonte, ni la provocación. La imaginación es muy cómoda cuando no nos comprometemos con el corazón, cuando de buena gana renunciamos a nuestro ser con la idea de que algún día podamos cancelar esa deuda, -la imaginación desde la impotencia-. En otras palabras, habría que preguntarse: ¿Eres un representante o eres aquello mismo que representas?


XLIII


El afán de liberación tradicionalmente manifiesta que sólo encontrando la explicación primera de todas las cosas llegaríamos a la liberación, al estar en posesión de los principios del universo. No obstante, si ello fuese posible, no haríamos más que confirmar la sujeción de cada uno de nosotros como factores interconectados en el mundo, como productos de una historia que nos contiene, que se riega en nuestro aparecimiento y continua en nuestro desaparecer. Por eso Nietzsche dijo que la única gran liberación consiste en no responsabilizar a nadie, en no poder atribuir el modo de ser de una cosa primera, solamente así se restablece nuevamente la inocencia del devenir.


XLIV


Los seres humanos son predecibles, esa es su esencia, o al menos esa pretenden que sea el núcleo de su diferencia. Y somos predecibles en efecto, en al menos dos sentidos: por un lado somos seres capaces de pre-decir, de modificar el presente a partir de una idea y por otro lado podemos proyectar un presente permanentemente. Sin embargo es difícil comprender cómo a pesar de esta estructura epistémica, el hombre no se confíe a sí mismo el criterio rector del mundo, sino que delegue éstos a la divina providencia, llámese, iglesia, universidad o gobierno. ¿Será que esto sucede porque el hombre no conoce su finitud o porque precisamente la conoce?


XLV

Según Nietzsche, lo esencial de la embriaguez es sentirnos en posesión de todas nuestras fuerzas y en un momento de intensificación de éstas. Pero ocurre que si se estuviese en posesión de las fuerzas vitales, en ese preciso instante se transgrediera la moralidad y la razón de la normalidad que consiste en la sumisión de las fuerzas íntimas que nos gobiernan en base al espíritu y el “orden” cultural jerárquico. Cuando esto se ha tornado una ley, todo comportamiento superior e independiente se entiende como un arrebato irreflexivo, precisamente porque el cuerpo no halla guía más certera e imperante que su propio impulso, el éxtasis.




XLVI

No quedar adherido a nuestras propias virtudes, no es solamente una forma de independencia, es, si se quiere, el reconocimiento de que en el corazón llevamos una borrasca que cualquier momento nos puede lanzar al cielo.


XLVII

Al filósofo no le es lícito elevarse por sobre la autoridad de la gramática, pues queda desprovisto de utilidad y de sentido. Sólo el poeta puede elevarse sobre esa temible jerarquía. Sólo al poeta le es lícito realizar la ficción del sujeto.


XLVIII

La intención era hacer el bien, pero resulta que hice el mal, no obstante, la culpa no me quita el sueño. La intención era hacer el mal, pero resulta que hice el bien, pero la culpa me desveló para siempre.


XLIX

Desde niños, hay que cultivar el valor para sacralizar la vida, o la ruptura de los sacramentos que ello supone.


L

Los hombres son seres religiosos antes que seres racionales.


LI

Sólo el inconsciente reconoce el devenir


LII

¿Hablar de la vida es hablar del poder? ¿Es que a esto se reduce el descubrimiento más propio de la filosofía moderna? ¿Y si la vida no fuera sólo poder, qué quedaría en ella entonces? El poder es una parte de la vida, (una parte bastante extraña) pero de ninguna manera su centro. Hablar de vida es hablar de proyección de vida, de construcción y de nacimiento. Hablar de vida es hablar de continuidad, de tránsito y de memoria. No es de la supresión de la muerte, sino de poder captar el meteoro del instante cuya sublimidad nos supera y nos acerca al otro, es hablar de lo que está más allá de la voluntad, el blanco al que apunta toda necesidad.




LIII


La trascendencia (cualquiera que esta sea) es inmanente a la vida. La vida es algo más de lo que ella es; imaginación y fantasía que surge del interpretar del hombre. Este inter-pretar debe ser comprendido como un valorar, como un autovalorarse. Pero no es posible la valoración más insignificante, cuando el sujeto ha perdido su valor. El paso fundamental, el paso heroico, es el paso de la criatura (léase creatura divina) al de creador. El reencuentro con el ser creador es el reencuentro con el ser poetizante cuya valoración de si, de otro y del mundo, es un modo, un estilo que reconoce su unicidad y particularidad en la necesidad de (ser-en) la mirada.


LIV


Para hallar lo más elevado sobre la tierra hace falta los puños más audaces y los dedos más delicados, dice Nietzsche. Es que lo más elevado se conquista a golpes y caricias, entre el miedo y el valor, entre el riesgo y la voluptuosidad, entre el bien y el mal, en las intersecciones que traspasamos, en el jugarse absolutamente el presente, acto único que brinda la legitimidad y la sanidad de la vida en libertad.


LV


¿Por qué alguien habría de ansiar la muerte? Quizá por la inútil metáfora que dibujó en su cabeza alrededor de la nada. Es gratificante añorar una idea, incluso la del suicidio, que frecuentemente nos hace retornar a la vida, a menos que lo que se busque no sea una metáfora, sino su abandono.


LVI

Un instante de amor vale la pena la muerte.


LVII

El cultivo del individuo, a pesar del iluminismo, sólo puede ser permitido hasta cierto punto. Hasta el punto de que se conserve la sumisión al espiritualismo, la ignorancia y la fragmentación.

LVIII

La Filosofía es una fábula hipnagógica.



LIX

La dignidad es algo más que un problema de derecho.



LX

La cultura ha sido un proceso, unas veces trunco, otras magníficamente realizado. Pero en síntesis, la humanidad es un proceso, unas veces trunco, otras magníficamente realizado y nadie se aflige por ello.


LXI

La belleza es la suspensión del pensamiento.


LXII

La libertad absoluta es patrimonio de los muertos.


LXIII


Nietzsche dice que el hombre sólo desea las verdades agradables, mientras que Epicuro afirma que sin placer las virtudes no serían ni loables ni deseables.


LXIV


El dolor le da sentido al débil, porque el débil hace del dolor el signo heroico de su existencia. Pero en realidad no hay peor decadencia que amar el dolor, y el sufrimiento quizá pueda prolongar una mediocre existencia, pero nunca la vida.

44 LECCIONES CÍNICAS
PARA MORIR FELIZ



El hombre libre en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría no es una meditación de la muerte sino de la vida.
Baruch Spinoza





1. Las lecciones para morir feliz son lecciones destinadas a los mejores.


2. La meditación filosófica esta circunscrita a la meditación sobre la ética. El vivir y el filosofar son la misma cosa, una acción performativa.


3. Lo más importante en la vida es la autarquía. Autarquía significa el poder de gobernarse a uno mismo por si mismo. La autarquía es la condición fundamental de la independencia y esta de la libertad. Pero la autarquía es un estado que se adquiere luego de rigurosos entrenamientos, tanto físicos como mentales y son pocos los que pueden gozar este estado de lucidez.


4. Para alcanzar la autarquía se requiere la grandeza del ánimo y el sentimiento heroico anclado en la nobleza que brinda la (auto) disciplina.


5. La (auto) disciplina fortifica frente a lo adverso y especializa la práctica del ser uno mismo.


6. El ejercicio y entrenamiento hacia la buena disposición del cuerpo y del espíritu, es clave para alcanzar la sabiduría.

7. Las únicas posesiones de las que un ser humano debe realmente preocuparse son su cuerpo, su espíritu y su palabra.


8. La reflexión filosófica tiene por objeto el aprender a desear y no el placer.


9. La escritura es despreciable si no cumple la condición de tratar de hacer mejores a los hombres.

10. El único dios que existe, al que rendimos pleno tributo y contra el cual uno se ha de preparar constantemente se llama Azar.

11. La trasgresión de los valores tradicionales es sólo un medio, el fin es la autoafirmación y la libertad.

12. La vergüenza es patrimonio de los cobardes por ello se ha de practicar la desvergüenza, sobre todo el desprecio a toda autoridad, pues es su institucionalidad la que conduce hacia la servidumbre el “deseo” de los hombres.

13. El desapego a las cosas, sobre todo en una sociedad que aliena y coacciona en función de las cosas, es el pedestal para la fuerza del carácter y una exigencia para la libertad.

14. La ostentación hace que seas peor. ¿Qué tienes que tenga valor que no pueda serte arrebatado?

15. Hay que vivir por la ley aristocrática de la integridad y la justicia.


16. La prudencia es el pabellón donde habita la sana conciencia y la temeridad el cielo donde surca la sana voluntad.

17. Escupe de buena gana en la cara del poder y la ambición, que son como rocas atadas a tus pies en el mar del libre albedrío.

18. Condensa la sabiduría que vas recogiendo en la vida, de tal manera que tus palabras resulten universales.

19. Somos habitantes del cosmos y de ninguna patria.

20. Desconoce las fronteras que te traza la autoridad.

21. Es necesario que los hombres convivan en base a leyes, pero frecuentemente se gobiernan por leyes que ellos mismos no han elaborado.

22. Sólo hay una forma de amar: con descaro y vehemencia.

23. Falsifica los valores imperantes para que los valores imperantes no te falsifiquen a ti.

24. Todo lo que necesitas para emprender el camino, está en ti.

25. Aprende a jugar mordiendo la cultura.

26. La tranquilidad del espíritu es un valor primordial.

27. No dejes que ningún miedo, ni siquiera el miedo a la muerte debilite el sentido de tu potencia.

28. Eres lo que eres sin la imagen de lo que eres. Hay que destruir las imágenes (las representaciones).

29. La única rebeldía pertinente es la ilustre rebeldía.

30. La ironía es la clave de la inteligencia.

31. La moralidad es una convención superable. Por ello hay que ser actual.

32. Si no quieres padecer, padece.

33. Prescindir de todo no significa negarlo todo.

34. La catarsis es otro tipo de idealismo.

35. Estudia la naturaleza de las cosas para que no andes encadenado a sueños inútiles.

36. No existe la culpa ni el perdón, sólo los hechos.

37. No hables de aquello que no practicas si no quieres pasar por necio.

38. Cultiva la fuerza para divergir del mundo corrupto.

39. Aprende a respirar profundo, a caminar largos trechos, a hablar sólidamente y a beber agua.

40. La vida independiente es rica en simplicidad y mesura.

41. Aléjate de la tristeza e instrúyete en la poesía.

42. Aprende a olfatear las emociones de los otros.

43. Se puede filosofar sin erudiciones pero nunca desconociendo la vida.

44. Si algún día pensases en la muerte, que esto sirva para vigorizar el digno acontecer.

miércoles, 4 de febrero de 2009

ENGAÑO Y SENTIDO (un ensayo postmoderno)

nasake wa hito no tame narazu
(La misericordia no es para los demás. Proverbio japonés)


1.- La incomodidad de ser.- Camino por la calle del centro un sábado en la noche. La ciudad vuelve a su condición parroquial luego del tempo productivo de la semana laboral. La urbe es abandonada por los transeúntes, pero no está vacía. Los automóviles que rondan le confieren cierta dinámica, aunque francamente es patética. Los carros se convierten en cápsulas que mantienen a sus ocupantes a salvo de las contingencias meteorológicas, de los encuentros fortuitos, de las miradas indeseables, del contacto antiséptico, de la inseguridad que ocasiona el “otro”. En la calle el código popular impera y de manera agresiva excluye a quienes no se insertan en él. Porque en la calle la propiedad privada queda disuelta, y los refugios simbólicos inexistentes. El cuerpo enfrenta su posibilidad y su límite. La calle es una vía no apta para visionarios, a menos que además de visionario, se sea temerario. Pero la calle toma este matiz no porque lo posea per se sino porque son la condiciones sociales, la temporalidad y uno mismo el que le asigna ese significado. Es sábado en la noche. Estoy libre de los horarios y de los sentidos laborales. Sólo respondo a mi propio interés, a mi curiosidad a lo sumo. No poseo misión alguna que me sobrepase, excepto vagar sinsentido. No tengo legitimación alguna, mi paso es un paso sin dirección, sin orden. Por lo mismo, es un paso tímido que avanza en ninguna dirección. En realidad soy un peregrino, porque he de volver, pero decido perderme en la incertidumbre del ordenamiento abandonado. La soledad se vuelve un asunto palpitante. En esta soledad encontrarse con un rostro extraño es incómodo y hasta indeseable, ella y yo nos esquivamos, él y yo nos odiamos, nos desafiamos con nuestra mutua omisión. Soledad o incomodidad en el paseo sin rumbo fijo, sin metas. Sin embargo la mirada advierte detalles que no habían sido percibidos, ¿será la calma?, ¿será la búsqueda de sentido? Es curiosamente análogo…Si un hombre camina a la deriva, la historia carece de meta, se destruye la idea de progreso, el conocimiento pierde su certeza, su alo de perfección, de modernidad, de validez por sobre todo tiempo pasado y sólo tiene valor aquello que normalmente no lo tiene. El sujeto enajenado no es un mero espectador, es un actor que simple y llanamente especta la vida que no le pertenece. Sin una orden que cumplir, se produce el descalabro del sentido, sin un rol que nos identifique y nos asigne un lugar en la sociedad, la relación con el otro, una relación que va más allá de los intereses del sistema, es escandalosamente insoportable. Pero en la soledad percibimos esa posibilidad de encuentro, con terror y con ansias, percibimos la vida que tiene ese otro y su inmensa posibilidad, percibimos nuestro ser y nuestra vida. Pero en condiciones de enajenación la vida no es un proyecto a realizarse de manera libre, es tan solo una parte de un mega-proyecto que nadie dirige. El sujeto es devastado por la cosa, la subjetividad, la creatividad son rezagos de locura, la opinión propia un error, una disfuncionalidad.



2.- La lógica del engaño.- Es hermoso vivir en una sociedad que no reprime, que premia la buena conducta y reconoce a los que tienen éxito. Donde cualquier puede hacer de su destino una obra de arte, y los que no pueden, porque no tienen posibilidades, o por alguna otra razón, pues seguramente se lo merecen, quizá sean vagos que no les interesa progresar y no sienten autoestima por ellos mismos, quizá sea un castigo de dios por alguna mala acción en alguna otra vida. Pero, en fin, es hermoso este mundo, adornado con inmensos centros comerciales donde encontrarse con los amigos y disfrutar de la vida, donde el aburrimiento no existe. Es increíble que podamos comprar cosas que antes estaban reservadas para unos cuantos. La tecnología de nuestro mundo es la mejor, tenemos las mejores pantallas de televisión high resolution con sonido dolby pro logic envolvente…ah! Que delicia. Que hermoso poder transitar en la comodidad y seguridad de nuestro vehículo, que además es súper útil. Hay un vehículo para cada personalidad, para los rancheros, una ford, para las chicas, un chevrolet, para los padres de familia un Volvo. Ojalá mi abuela hubiera vivido en esta época, la mejor de la humanidad. Además las ciudades poco a poco se van civilizando, se van tecnificando, haciendo menos dura la caminata, menos insoportable el uso del cuerpo. Y hablando de cuerpo, ahora podemos ser bellos, podemos operar nuestro defectos, al fin y al cabo no tenemos la culpa de haber nacido feos, pero depende de nosotros ser bellos y poder expresar mejor la belleza interna que llevamos dentro, o sea, podemos ser tan bellos como nuestro corazón nos diga. Y que pesados esos tiempo donde la única música que existía era la música clásica, ahora está claro que arte puede hacerlo cualquiera, nuestra cultura es la más incluyente. El desarrollo es tecnología y punto. Los filósofos y toda clase de intelectuales, parece no comprender esta fundamental cuestión. No se pueden pasar la vida haciendo discursos ridículos y enredados en contra del desarrollo mientras se sigue usufructuando de la tecnología. ¿Quiénes son los inmorales? Por eso recomendamos que se aliñen con la teoría de “El fin de la historia”, en todo caso, es una teoría más consistente y con cierta coherencia. A quíén le interesa el estado, ¡por favor!, debe ser un asunto de algún izquierdoso trasnochado, por lo menos si entendieran las nuevas condiciones del mundo actual, dejarían de recitar el dogma estatista-comunistoide. Estamos de acuerdo en que la uniformidad es un ultraje contra la naturaleza humana, contra la biología en sentido estricto, por eso hay que optar por ser distintos, comenzando con la ropa que usamos, con las amistades que tenemos, todo es un signo de diferencia. Cada cual es responsable de su propia vida, ¿por qué alarmarse? La vida es una lucha, pero la tecnología y la racionalidad han logrado sacar al hombre de la barbarie, aunque en algunos lugares todavía son medio bárbaros. Es natural, además que haya líderes, no todos pueden serlo, se requiere de ciertas cualidades innatas, un abolengo. Sin embargo, no hay por qué deprimirse, el secreto de la felicidad está en amar lo que uno hace. Hay que descartar todo lo que no es rentable, la vida es demasiado corta para vivir sufriendo y en la abstinencia. Qué importa que seamos una suma de sugestiones mediáticas, pero lo terrible es encontrarse con la masa, ¡qué asco! No pudieron encontrar palabra peor para referirse a la basura. El pueblo es la basura de la política, basta repetir, suprimir y exacerbar los mensajes para que todos aplaudan. Esa gente seguirá en la masa. Solo sobresale el que tiene las capacidades ideales, el eficiente, el buen empleado, el que no cuestiona. Por eso mejor negamos la realidad, y vuelvo a decirlo, la tecnología es una bendición. Te conectas y listo. La virtualidad te ofrece el poder ¿ilusorio? ¿y qué es la democracia? No hemos convenido en ciertas convenciones y sin embargo las aceptamos…¿existe alguna otra prueba de que la estructura rizomática si es factible? Quien quiere negar el mundo, quizá los desadaptados, los artistas, aunque hay artistas muy exitosos, que lo animan y lo alientan y creen que este es el mundo de la libertad. En fin, somos mayores de edad, no tenemos por qué rendir cuentas a nadie de lo que hacemos, es nuestra era y el mundo está en nuestras manos. ¿Y qué si somos ignorantes? La división capitalista del trabajo hace que otros sepan, y yo no tenga que estar preocupándome de ello. Es cómo escribir en la computadora, la propia máquina corrige los errores ortográficos. NO me importa como funciona la máquina, sólo se que me sirve. Ese ya es un debate superado. En fin, los textos son inútiles a menos que contengan alguna imagen impactante, aunque será difícil impactarnos. Disfrutamos con películas como SAW que ya lleva como la 5ta parte y lo más increíble es que es una película realizada con escaso presupuesto. ¿Si eso no es ser creativo, entonces qué lo es?



3.- Colisión de racionalidades.- Las preocupaciones por establecer un nuevo sistema reformador del capitalismo, de sus promesas incumplidas, de sus productos negativos, de sus contradicciones evidentes, han ahondado hasta descubrir que el eje mismo del malestar civilizatorio no se encuentra solamente en la forma de las relaciones de producción, sino entre las matrices filosóficas y culturales de la propia modernidad. Sin embargo, la ampliación de la crítica hacia los presupuestos epocales y las codificaciones culturales de la modernidad, no implicó necesariamente una superación de los modelos de organización social de inspiración iluminista hacia otros tipos de comprensión de la vida colectiva. Al contrario, significó el estancamiento en el nihilismo y la imposibilidad de (re)construir nuevas alternativas de interpretación fuera de las dictadas por la eficiencia de sus formas tecnológicas y al mismo tiempo, por la decadencia de sus instituciones políticas. La postmodernidad es un período epocal que se caracteriza por la creciente autonomía de los mecanismos de organización colectiva en base a resultados industriales y por el descrédito de la intervención humana, errónea, ineficiente, y sobre todo imprecisa en sus conceptualizaciones sobre el mundo, sobre la cultura y, en una palabra, sobre la vida. La complejidad del fenómeno humano parece resistirse a abandonar el diletantismo subjetivista que mal que bien, asigna cierta autonomía mental a los individuos y a las comunidades específicas, y por otro lado no está dispuesta a abandonar los privilegios y logros que ha podido construir gracias a la ciencia y la tecnología, a la razón instrumental, sin sospechar siquiera que las condiciones que permiten el rápido desarrollo en lo tecnológico, al mismo tiempo limitan y restringen las capacidades creativas de organización y de vida. Nos dicen que nunca como en nuestro tiempo hubo tal capacidad de comunicación entre las diversas culturas, nunca un sistema más democrática, nunca un acceso potencial a tantos beneficios ni a tantos instrumentos sedantes o excitantes de la imaginación. Pero al mismo tiempo, nunca hubo tal cantidad de desencanto y miseria, nunca un proceso de cosificación y desprendimiento de la vida más hostil, nunca una anomia tan brutal, nunca una apatía tan senil. En este contexto, la toma de conciencia es una toma vacía y exánime que se conforma con el rechazo dogmático a la razón totalitaria en la instauración de múltiples racionalidades que responden a la realidad industrial.



4.- Legitimación o quebrantamiento.- La ciencia demostró ser más eficiente para representar la realidad. El arte sufre una crisis de la representación que le obliga a (re) pensarse como acción humana. El hombre no es sólo una máquina que puede representar la realidad, él mismo es parte de esa realidad que al mismo tiempo de percibirla la transforma. Como sea, el efecto masificador de las reproducciones industriales caló hondamente en los productos de la actividad artística. La sublimidad que se lograba a través de la obra de arte, su originalidad y su unicidad, su perfección, quedó seriamente cuestionada por la superación técnica. Al fin y al cabo la perfección es un valor que sostenía y aún sostiene (a) la modernidad. Por ello seguramente Lyotard diría que todo arte moderno es en realidad postmoderno, es decir que tiende “la superación de algo” como principio. Lo sublime, lo excelente, lo admirable quedó intacto en este juego, pero omitido del espectro moderno industrial de su rueda ensimismante, que conllevó a pensarlo únicamente en la abstracción de los conceptos y en la renuncia de la realidad. Pero ¿no significaba esto precisamente el triunfo de la razón moderna, la eliminación de los contenidos a la pura formalidad, no existe aquí una paradoja? La razón articula toda una percepción de lo real de manera instrumental, es decir, destacando lo positivo, lo exitoso, lo útil. Esta razón construida desde el iluminismo se consolida como la vía legítima y consistente para vencer las creencias oscurantistas, pero a costa de elaborar una visión de la realidad absolutamente funcional al poder, a su verdad. La razón se objetiva en los símbolos que proveen de sentido al mundo, que posibilitan su pensamiento y son la única fuente de acceso a la verdad.

La búsqueda del hombre perdido entre las máquinas, entre los sueños o las pesadillas de la razón, sin un centro, sin un discurso que le legitime, produjo la parálisis y el tanteo nihilista del sentido, incluso en el absurdo. Al fin de cuentas, ¿no sería lo absurdo un subproducto de la razón técnica y de la dominación. Mientras la fiebre de los estados imperialistas, su absolutismo, llevó a cerrar la vía de la reflexión sobre nuevas formas de expresión, el nomadismo artístico, la experimentación, por ser peligrosos para la lógica totalitaria de la razón. La regulación ideal, estatal, laboral, familiar, política y moral fueron efectos de una racionalidad ensimismada, uno de cuyos resultados más palpables fue el holocausto nazi. De otro lado la “experimentación” del arte, o mejor dicho, la condena moderna a su reinvención y superación permanente, resultó absolutamente funcional a la lógica transnacional del mercado capitalista global, donde las inquietudes filosóficas fueron reemplazadas por el consumismo extremo y por la reificación total del mundo. Los productos de la búsqueda individual de expresión, la búsqueda de la humanización en términos distintos que los marcados por la industria, terminaron volviéndose objeto de consumo, funcionarizándose a los intereses del poder y eliminando la posibilidad crítica y autónoma de comprender el mundo.

La postmodernidad inaugura una obstrucción -de dimensiones globales- para poder salir de su propio universo simbólico. Los metarrelatos y las meganarrativas son relativizadas y así como la idea de verdad. El móvil que legitima la vida colectiva es precisamente la ausencia volitiva, la pérdida del sentido más allá de los sentidos del mercado. ¿Quién piensa en la libertad, cuando puedes ir al cine a ver “Quantum of solace”? ¿Quién piensa en el amor cuando se puede ser un onanista con videos pornográficos? o ¿Quien aspira el conocimiento cuando lo que importa es hacer dinero, o ser famoso? ¿A quien diablos le interesa la revolución si ya no está de moda? El purismo ecléctico que lo mezcla todo hace omisión de los fundamentos. Lo estético se modela por un código que nada tiene que ver con explicaciones exegéticas, sino con el contexto que descontextualiza los significados para convertirlos en signos de consumo, distribuidos de manera masiva, excelente y absolutamente democrática.

¿Qué sentido tiene la esperanza? ¿Qué sentido tiene la utopía? ¿Qué sentido tiene la razón? ¿Para qué el arte? Son preguntas absolutamente lógicas pero absolutamente decadentes. La muerte de los metarrelatos, la muerte de los dioses parafraseando a Nietszche no debe entristecernos. La angustia existencialista se explica ante el hoyo negro que dejó la imagen y el peso del centro que articulaba la explicación de la vida, pero, siendo un poco cínicos, podríamos decir que la vida continúa a pesar del sentido (y del sinsentido). No es una afirmación postmoderna, es la simple constatación de que el centro no se encuentra en las estructuras, sino en la contingencia del devenir vital. La postmodernidad contiene en sí misma las condiciones de su superación.

martes, 3 de febrero de 2009

Escrituralidad, cultura y poder





No estoy seguro de por qué llegamos a la preponderancia del lenguaje escrito sobre el lenguaje oral, pero quisiera comenzar este análisis haciéndome la pregunta de ¿por qué la crítica denuncia que el lenguaje oral ha sufrido una exclusión de los ámbitos de reflexión y por lo tanto se ha invisibilizado su riqueza y posibilidad; recurriendo al lenguaje escrito para tal efecto? Ong, el autor de Oralidad y Escritura al constatar el peso del lenguaje oral frente a los resultados técnicos de la época informática, en donde uno de sus efectos es precisamente aquello que denomina como “segunda oralidad”, tiene que usar el texto para mostrar sus conocimientos. Cuando dice –por ejemplo- que en la actualidad una imagen vale por mil palabras, pero esto, no obstante, tiene que ser dicho, o sea que el sentido tal afirmación se remite a un contexto muy específico aunque la oralidad subyace permanentemente, yo me pregunto, haciendo una especie de meta análisis, si el autor sospechó la posibilidad de que su afirmación al ser una afirmación escrita en un texto, no estuviese de por sí rompiendo sus propias tesis al dar legitimidad fáctica al lenguaje textual (escrito), es decir, a aquello que por otro lado trata de desmontar. De hecho, al momento que escribo este ensayo utilizo el lenguaje escrito, pero no se trata de una falla gramatical. “Escribo utilizando el lenguaje escrito”, es (decir) escribir tratando de acoplarme a las reglas de un lenguaje técnico que va más allá de la gramática, se trata de un lenguaje que no se utiliza en la cotidianidad probablemente por la complejidad de su articulación e implementación. La articulación, para mi ejemplo, parte de la necesidad lógica de articulación. De entrada imagino un sujeto que leerá el texto. Por ello necesito emplear una línea argumentativa clara. Para ello a su vez necesito el manejo silogístico del lenguaje, es decir una secuencia de ideas que tienen sentido desde determinado punto de vista, probablemente fraccionado, pero riguroso en la composición normativa y en la exposición de ideas. Entonces compongo el monólogo, que además, de acuerdo a su posición o calidad puede tener cierto valor teórico, pero nunca, un valor vital.

La preponderancia del lenguaje escrito se da probablemente por muchos mecanismos de imposición, pero el lenguaje escrito antes que ser una variante del proceso comunicativo de la humanidad, de su desarrollo, es un verdadero tipo de matriz cultural que tiene su concretización con el nacimiento de la imprenta y la posibilidad de producir libros de manera masiva, pero cuyo origen se remonta a los griegos, aunque para ser francos, la escritura (y por ende el grafolecto) es mucho más antigua en los pueblos asiáticos. No obstante la matriz epistémica que inaugura el lenguaje escrito es lo que nos interesa en este caso, porque posibilita el recogimiento de los procesos de conocimiento de manera acumulativa y con ello también la ficción de la objetividad y un tipo particular de cultura “externa” e independiente de la movilidad cotidiana, el saber, dirá Ong. Este tipo de saber en cuanto a sus funciones técnicas definitivamente implica un avance en las culturas de matriz occidental, sobre todo porque posibilita el avance o la profundización de una línea de conocimiento. Sin embargo sólo desde el siglo XVIII, esta función técnica del lenguaje escrito es aceptada en occidente. Antes, o hasta el surgimiento de la física moderna, (que cambiaría los paradigmas de hacer conocimiento hasta ese punto), los libros servían en su mayoría (salvo muy excepcionales casos) para la especulación metafísica o para la legitimación del poder. La historia del colonialismo irracional de Europa es patente. Se cuenta que al Inca Atahualpa se le ahorca porque no besa la Biblia, porque desprecia la palabra escrita de dios, y con ello toda la cultura europea. La escrituralidad de la Europa cristiana sirve en términos concretos para mantener la jerarquía, y no solamente de fronteras afuera, sino dentro de sus mismas sociedades. Sólo desde el nacimiento de los estados modernos y su lógica burocrática se hace necesaria la divulgación de la escritura, con el advenimiento del capitalismo y las revoluciones científicas, la urbanización a gran escala, etc, etc, se va a la escritura como elemento de ciudadanía y, la minoría de las veces, como instrumento crítico efectivo del poder.





Un viraje hacia “otro” lenguaje

Algunos puntos de la tesis de Ong frente al conocimiento superficial de nuestra matriz andina, parece no concordar y refutar sus puntos de vista. Es por ello que quisiera hacer un breve repaso de estos puntos con la esperanza de ampliarlos en el futuro. Ong dice que la escrituralidad puede haber potenciado el lenguaje oral y está claro que no se puede prescindir de la oralidad en la utilización del grafolecto. Si tenía en mente dar relevancia a los procesos culturales “populares”, parece que cumple su objetivo. El viraje epistémico tiende a ubicar la mirada dura y crítica de lo popular con mayor indulgencia hasta comprenderlo como un punto por explorar en la lógica escritural, científica-técnica de las Ciencias Humanas. Pero, ¿es cierto que las culturas orales son primarias?. Ong parece darlo por sentado. Las palabras, sin escrituralidad no tienen una presencia visual, dice. Las palabras son sonidos y por ello son evanescentes, o en otros términos, con ellas simplemente no es posible la memoria, fuera de las alegorías y los mitos. A propósito, de que parece sentir cierto respeto por la sacralizad con la que los pueblos primitivos se refieren al sonido, diremos que en Kichwa, cuya escrituralidad data del siglo XX (al menos en el grafolecto europeo) palabra se designa como Rimay que a su vez puede significar “lo dicho”, pues proviene del verbo rimana que significa hablar. Sonido se dice huacana utilizado para cualquier tipo de sonido, desde el murmullo de los rios o el bramido del cielo o la tierra e incluso para designar el llanto. Todo lo que suena probablemente en esta cosmovisión se remitía a la vida de una manera un tanto trágica, pero en definitiva, se remitía a los “sucesos”.





En fin, es cierto además que una cultura oral no dispone de textos, pero para ello están los refranes o fórmulas, pero eso no necesariamente implica que no se puede desarrollar un pensamiento complejo, al menos en la cultura de matriz andina. Yuyana designa el acto de pensar, pero al mismo tiempo el acto de recordar. En esta cosmovisión, recordad no es una forma de pensamiento, es el pensamiento mismo, cosa que concuerda con los planteamientos de Ong. Pero de ahí a decir que con la oralidad simplemente no es posible el pensamiento analítico es caer en un reduccionismo. En las culturas andinas, que no desarrollaron la escrituralidad tal y como se comprende en occidente, no necesariamente tienen un pensamiento carente de abstracción. La misma presencia de los números que son un fenómeno absolutamente abstracto, (shuk, ishkay, kimsa. Chusku. Pizca, Sukta, Canchis, pusak iskum o illak para designar al cero) nos indica que tenían un pensamiento con posibilidades de abstracción. Pero esto es un ejemplo minúsculo. La geometría y con ella la astronomía que se desarrolló en Los Andes, por mucho superior a la de varios pueblos –incluido el indoeuropeo que creía que la tierra era plana hasta el siglo XV- es objeto de serio estudio por parte de la física moderna que en sus últimas teorizaciones sobre la complejidad llega a comprender la fractalidad, noción que por los estudios realizados ya se manejaba en la compleja astronomía andina. Y eso sin oponerse a la utilización de los conceptos abstractos vinculados con la cotidianidad. Por ejemplo, en kichwa círculo se dice muyuy, pero en realidad significa la acción de dar la vuelta, de rodear, lo que por un lado vincula la acción cotidiana con una abstracción notable. Clásico es el ejemplo del cuadrado, de las cuatro partes del mundo inca, el tahuantinsuyu y ni se diga de conceptos como el de Chakana que en el pensamiento andino totalizante, adquiere una complejidad asombrosa.

En lo personal pienso que el estudio del lenguaje y la cultura desde la otredad puede conducirnos a redescubrir matrices culturales de riquezas profundas que contribuyan al cambio del paradigma absolutista y entorpecedor al que ahora nos vemos sometidos con la mundialización de una cultura hegemónica que lejos de responder a los intereses de la vida, se opone a ellos.

lunes, 26 de enero de 2009

hablo sin tiempo, extrovertido
etcétera, etcétera, represión
y sentido
el ruido y el texto dicen que dios
y el arte convergen
en el deseo

funciona tu cuerpo dicotómico
tu mirada húmeda y tu culo
desafiante
como un carnaval vital
de dimensiones fantásticas
juveniles y eternas
niña de luto encantado y
debajo solo la piel

celebración y alegría en las cenizas
de la resurrección
son los elementos de la gracia

y tu imagen vuelve como vuelven
las distancias
como vuelven las utopías salvajes
en el inconsciente de las plazas

el orden divino se rompe
con tus senos en punta, con tu risa
traviesa,
con tu profundidad

pero algo de trivial has de tener
por ejemplo, tu niñez,
tu pobreza,
o tu virginidad…

Con este poema participo en el primer Concurso de Poesía de Heptagrama