jueves, 20 de marzo de 2008

La cultura cuencana, ecuatoriana , latinoamericana, sucumben a los procesos de globalización




Si la globalización es entendida como el proceso de asimilación de un tipo de conducta económica política y social a escala global, bajo los parámetros culturales de capital, regidos por la tendencia a la norteamericanización, cuyo valor se fundamenta únicamente en la mercantilización de los objetos de la sociedad y la cultura, y asumiendo que esta mercantilización constituye un vaciamiento y posteriormente una ruptura de otros imaginarios simbólicos y culturales que no necesariamente están vinculados a la órbita productiva del mercado, parece que los procesos de globalización ponen en crisis las culturas locales.

La irrupción de la globalización en los espacios locales no necesariamente pretenden acabar con las prácticas "culturales tradicionales" siempre y cuando sean funcionales o no representen peligro alguno para el capital, convirtiéndolas en un show. Creo que se podría incluso hablar de que el factor de la globalización es hacer de la cultura un espectáculo consumible, cuidando de que aquello pase por una representación folklorista y no por una cuestión con un transfondo, con mayores implicaciones éticas o políticas.




No así, cuando un elemento cultural se opone al funcionamiento del sistema como por ejemplo los circuitos culturales de la protesta, la música, el graffiti, la manifestación en la calle, la toma de espacios, etc, van siendo paulatinamente omitidos por la misma cultura oficial del estado que supuestamente debería velar para conservar intactos los valores del pueblo que le da vida.

Está claro que dentro del proceso de globalización un aspecto clave es el olvido de las conexiones históricas que han permitido el momento presente. Este olvido también impide la proyección del futuro, de un futuro muy particular, de un futuro colectivo con sus especificidades locales. El fenómeno del olvido viene siendo impuesto sistemáticamente desde hace unas tres décadas con una fuerza brutal, solo vale lo que viene de afuera, lo extrangero, lo gringo. Lo de aquí, lo de nuestra tierra está mal, está retrasado, es cholo, e inculto. La cultura de la globalización tiene un centro y no es precisamente el centro de nuestros pueblos, sino el olvido de nuestros pueblo, el girar sobre el vacío y sobre el vértigo de la tecnología que no poseemos. Se trata de la cultura como otra forma de colonización.

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