viernes, 23 de mayo de 2008

¡Nos van a traicionar otra vez!




Las izquierdas en nuestro país se caracterizan por su fraccionamiento, esa es una verdad política, -si es que se puede hablar de verdad política-, así como el hecho de que, un principio básico del socialismo es que los aspectos productivos básicos de la economía de una nación, le pertenezcan al estado, el cual, para tener soberanía, debe en primera instancia ser dueño de sus recursos naturales, de su tierra, de lo que hay dentro de su tierra, del agua, del espacio territorial y marítimo y de sus telecomunicaciones.




Pero las izquierdas se unieron al llamado de Correa y su promesa de conformación de la Asamblea Constituyente, cuya principal tarea está fracasando, esto es, la soberanía efectiva sobre los medios de producción nacional. Si no se nacionaliza estos recursos (petróleo, minas, tenencia del agua, las telecomunicaciones, las grandes extensiones biodiversas) la soberanía es un discurso hueco, y no sirve de nada que los jóvenes presenten proyectos de inclusión social, que los sexualmente diversos presenten programas de inclusión social, que los jubilados presenten sus propuestas legales, que los indios presenten sus programas, que las mujeres, que los transportistas, que los informales, que el pueblo en general presente sus demandas, pues el estado simplemente no tendrá recursos para atender estos pedidos.




El Ecuador vive del petróleo, pero el petróleo no es del Ecuador. El Ecuador vive de la minería pero la minería no es del Ecuador, el Ecuador vive de la gente que el mal sistema económico a expulsado del Ecuador y ni los gobernantes ni el pueblo puede impedir que en el Ecuador se siga atentando contra la gente del Ecuador. Cualquier propuesta pasa por la exigencia de la nacionalización, de la negación de la privatización, que son reformas fundamentales para construir el socialismo. Si no se hace esto se traiciona al pueblo que votó por ese cambio, se traiciona verdaderamente al pueblo, más allá de que entre las filas del gobierno se funcione con los mismos políticos de centro y de derecha de siempre, se está atentando nuevamente a la patria que es responsabilidad de todos los traicionados. Por el daño que hacen las ambivalencias, ¡La izquierda debe unirse o desaparecer!

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