jueves, 1 de mayo de 2008

1 de mayo, festejo de la represión




El paradigma epistemológico de la repetición de consignas sin sentido que favorecen a la reproducción ideológica de la sociedad de consumo llega a su máxima expresión cuando la izquierda irreflexiva, cuando el pensamiento crítico ligth, cuando los activistas de un tibio progresismo, lanzan sin más un: ¡viva el primero de mayo! día del trabajo.

Ha triunfado el sistema y las perspectivas revolucionarias declinan en la estupidez de las supuestas vanguardias teóricas y políticas.

El día del trabajo...el trabajo en las sociedades del capitalismo tardío es un proceso reificante y enajenador y se lo celebra con bombos y platillos. Por lo menos se da vacación en algunos casos. Pero lo cierto es que celebrar el día del trabajo y peor aun, tenerlo como consigna revolucionaria es lo más retardatario que existe. En realidad lo que se celebra no es el día del trabajo sino el día en que se redujeron las horas de trabajo, por lo tanto debiera ser llamado el día del no-trabajo, el día en que quedaron petrificadas las últimas conquistas del socialismo real, alentadas en función de un orden civilizatorio distinto.

Que el trabajo dignifica al hombre, es lo que dice un buen burgués. El trabajo no dignifica al hombre en la mayoría de casos no hace más que estupidizarlo. El hombre dignifica el trabajo cuando hace de la actividad productiva una extensión de su creatividad, de sus expectativas, de su de su paso por el mundo que a su vez le retribuye en crecimiento personal, satisfacción y realización. Pero en la sociedad industrial el producto del trabajo no pertenece a los trabajadores, ni siquiera su tiempo libre les pertenece, a juzgar por el grado de inclusión de la industria cultural en todos los procesos del ocio.

En las actuales condiciones celebrar el día del trabajo no es más que perpetuar los procesos de represión. Por ello casi todo el cuerpo conservador accede con beneplácito a que se festeje la perpetuación de las condiciones de explotación y exclusión.

¡Abajo el sistema!

Cuenca, Ecuador. 1 de mayo de 2008

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