lunes, 18 de febrero de 2008

La artificialidad como naturaleza del hombre


El gran masturbador: S. Dalí

Por naturaleza se puede entender muchas cosas. Se habla de la naturaleza como el conjunto de situaciones que no son intervenidas por el ser humano. Se habla de naturaleza humana como opuesta a la rigidez de la racionalidad aunque la racionalidad sea ciertamente algo natural en el hombre. También se puede hablar de la naturaleza del reloj a pesar de que esta cosa es una máquina y sobre todo una máquina humana, un elemento creado por el hombre donde no se admite ningún fenómeno estocástico como el hecho de que se salga de su secuencia “normal”, pues ello constituiría una falla en su funcionamiento, en su estructura o en su naturaleza. Se habla de que una postura es natural para distinguirla de una postura artificial arguyendo que la postura natural es una postura más propia y menos fingida, pero el fingir tal como afirma Julián Marías es la esencia de la naturaleza humana. De hecho, persona en griego significa Máscara.


Fundamentalmente se dice que algo es natural cuando parece poseer una cualidad que le impide estar plenamente determinada por la racionalidad instrumental. El paisaje natural nos parece hermoso aunque allí hayan parcelas de sembríos hechos por humanos, y que en conjunto dan la impresión de una extensa sábana multicolor, pero sabemos que a pesar de tal intervención se trata de algo “natural” algo distinto del frío paisaje de una urbe moderna llena de rascacielos. Creo que la razón fundamental es que en estos paisajes y en lo que queremos identificar como naturaleza encontramos la posibilidad de la vida, claro, se dirá que los más bellos sembríos utilizan una gran cantidad de químicos “antinaturales” para mantenerse hermosos, pero aun así allí existe la posibilidad de que exista algo distinto a la destrucción fehaciente que se evidencia en las grandes urbes, sin descartar que quizá se trata de una nostalgia milenaria por la tierra.

No hay comentarios: